Que ya no me ofenden tus miradas;
Que no saben contar mas allá del cuatro.
Que los grises los cambié por sonrisas;
Y mis pasos
van al ritmo que me marcan los aplausos.
Que sonrío abiertamente,
Porque sé
que en la oscuridad si hay colores que bailen.
Que tus piedras no me llegan.
Que mis gritos tienen nombres.
Que hoy, tengo el orgullo tejido en la piel.
martes, 14 de julio de 2009
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